Bien, finalmente había llegado a este punto. No tenía ninguna intención de demoler los silos de estuchado. Desgraciadamente y contaminado por la burbuja ya había hecho lo propio con el antiguo cuartel de la Guardia Civil y no pensaba repetir el error. Además, no quiero ni imaginar el coste de demolición, su posterior traslado a un centro de transferencia, su clasificación por origen de material y su depósito en el vertedero.
Pero, ¿Que utilidad se le podría sacar a esta imponente estructura? ¿Realmente merece la pena conservarlo? Grandes superficies diáfanas, doble cerramiento en los muros, espectaculares estructuras de hormigón pero desgraciadamente a 37 km de Zaragoza, plaza ya de por sí bastante difícil y con una muy complicada salida comercial.
La mejor solución podía haber sido que el señor Google, el señor Facebook o el señor Cloud apareciesen por la puerta de mi despacho y me dijeran que necesitaban un espacio de 9.000 m2 para sus empleados, en plena naturaleza, sin ruidos, sin contaminación y con una estructura urbana alrededor para poder hacer un pequeño Silicon Valley en España. Obviamente, y como todos sabemos estos señores tendrán mejores opciones (equivocadas desde mi punto de vista, por supuesto) que venirse a Epila así que debía pasar al plan B.
"Yo si fuera tu, transformaría este edificio en unos lofts", Me comentó mi padre hace tres o cuatro años entre descojonado y serio. -Vaya chorradas dice mi padre de vez en cuando- pensaba para mi mismo ignorando su fantástica visión de futuro que demostró a lo largo de más de setenta años.
El tiempo iba pasando y yo mientras tanto preparaba el sector para su posterior transformación a urbano delimitado, intentando aumentar la densidad por hectárea (estaba prevista en veinte viviendas) como planteamiento vital del desarrollo urbanístico del sector. En ese momento, tracé sobre el anteproyecto una parcela cuadrada alrededor de los edificios de estuchado y puse encima bien grande "TERCIARIO" para que el arquitecto interpretase perfectamente lo que quería decir el promotor (Tarea bastante ardua las más de las veces),
Lo cierto es que había salvado los dos edificios, pero no estaba muy convencido de su destino final, ¿Una residencia de ancianos? ¿Un colegio? ¿Unas oficinas? ...
Una noche que estaba desvelado y estando en Madrid celebrando la Navidad, baje al VIPS a ver que libros estaban en oferta.- En los VIPS se suelen encontrar auténticos chollos en fantásticos libros mono temáticos. En mi caso siempre voy buscando los de automóviles y los de arquitectura y urbanismo.- Así pues, encontré en la estantería un pequeño libro de tapas duras que ponía "Lofts" en el tomo. Además estaba rebajado de 30 € a 9 € por lo que no podía perder la ocasión.
Nada más subir a casa, retiré el plástico y en el cuarto o quinto capítulo encontré el Vapor Llull. Ahí estaba uno de los edificios, misma estructura pero con una chimenea más pequeña, ladrillo de peor calidad y cerchas de madera. De cualquier modo la esencia era la misma.
Extraída de www.cirici-basso.es |
Eso si, el Vapor Llull estaba en pleno distrito 22@ de Barcelona y con muchos padrinos. Hay un trabajo excelente en la red "Nuevos Usos Para El Patrimonio Difuso" donde aparece esta espectacular recuperación.
El hecho de ver algo similar a lo que tenemos, me animó a seguir adelante y pensar que a lo mejor, el pensamiento de mi padre no iba tan desencaminado.
El segundo aviso vino por parte de Elena, fantástica arquitecta, excelente profesional y mejor persona que me mando un link en un correo con una sola frase "Te gustará"
Una antigua azucarera reconvertida en un espectacular proyecto de diferentes lofts (También situada en el 22@ y encima muy cerca del mar)
Extraida de ww.loftsenbarcelona.com |
De un modo u otro la idea empezaba a tomar forma en mi cabeza, y el único problema era el de siempre, ni estábamos en Barcelona, ni estábamos en Madrid. Estábamos en Zaragoza y alejados 37 kilómetros del centro.
Finalmente, una soleada mañana que estaba enseñando la antigua azucarera a Javier, emprendedor, a Andrés, fotógrafo y a Elena, (buenos amigos todos ellos) Javier me dijo: "Arturo, aquí tienes dos cosas que no podrías dar ni en Barcelona, ni en Madrid: metros y precio"
Alea Jacta Est. La reconversión del edificio en grandes espacios no convencionales estaba decidida.
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